Orígenes de la Astrología

El disco celeste de Nebra, descubierto en Alemania, es una de las representaciones más antiguas que se conocen de la bóveda celeste- CC BY-SA 3.0

Es ampliamente reconocido que las prácticas ancestrales de la humanidad emergen de la íntima interacción entre el ser humano y su entorno. Entre estas prácticas primordiales, la observación del cielo se destaca como una de las más antiguas y fundamentales, reflejando la curiosidad innata del ser humano por comprender el universo que lo rodea.

Podría decirse que los cimientos de las disciplinas dedicadas al análisis e interpretación del cosmos se establecieron cuando el ser humano, en su búsqueda de respuestas sobre su existencia, dirigió la mirada hacia el cielo. Desde entonces, ha procurado entender los fenómenos que lo rodean y comprenderse asi mismo, a través de las señales brindadas por el firmamento.

Asi mismo las ciencias sociales suponen que la observación sideral y la interacción con ésta, son una fase primordial de la evolución general de las religiones “lo llamado divino ha sido tempranamente proyectado hacia el cielo, hacia los astros que se mueven allá arriba en otro universo. Se comprende así, que la observación del cielo se convirtiera en servicio divino” (Barbault.1958:7)

La astro-logia que significa “tratado o estudio de las estrellas”, forjo las bases de otros muchos saberes de la humanidad como la matemática, la geometría, las ciencias naturales e incluso la psicología; “la astrología incorpora la suma de todo el conocimiento psicológicos de la antigüedad”. (Jung, Citado por Trujillo. 2018:150)

Esta disciplina se remonta a épocas anteriores a las ciencias mencionadas, siendo incluso considerada como la primera ciencia, ya que su gestación se inició en los cálculos matemáticos utilizados para medir y describir los movimientos de los cuerpos celestes en las civilizaciones originarias de Mesopotamia.

En la actualidad la Astrologia es llamada una “pseudociencia” en contraste con la astronomía, considerada la «ciencia verdadera». Esta es una de las razones por las que se desconoce el aporte de la Astrologia y especialmente, su lugar en la historia de la humanidad. Sin embargo, esta distinción moderna no existía, pues los observadores del cielo eran tanto astrólogos como astrónomos, además de desempeñar otros roles como matemáticos, filósofos, médicos e incluso sacerdotes.

Fue solo en el siglo XVII d.C., como resultado de la Revolución Científica, que en occidente, la astrología y la astronomía fueron categorizadas como dos disciplinas diferentes, relegando a la Astrologia como un saber “no científico”, cuando ella jugo un papel crucial en el desarrollo de las ciencias y fue parte integral del currículo de las principales universidades y centros de conocimiento del mundo (Barbault.1958:14).

Pero antes de que esta división ocurriera, tuvieron que pasar muchos siglos de intercambio entre Mesopotamia, Persia, Egipto y Grecia.

MulApin-British Museum, CC BY-SA 4.0m
MulApin-British Museum, CC BY-SA 4.0m
Venus_Tablet_of_Ammisaduqa
Venus table of ammisaduqa- British Museum, CC BY-SA 3.0

Regresando a Mesopotamia, la cuna de las civilizaciones y de la astrología, descubrimos que los primeros registros de observación del cielo están grabados en tablillas de arcilla, utilizando uno de los sistemas de escritura más antiguos conocidos: El cuneiforme. Este sistema fue desarrollado por los sumerios y su origen se estima cerca del año 3.300 a.C. (Uribe, 2008:4).

El “Mul Apin” es uno de los más grandes hallazgos y el primer gran tratado astrológico/astronómico del que se tiene registro, se trata de una tabla de arcilla de dos columnas cuyo nombre significa “Estrella de Arado”, en ella se encuentran registrados los movimientos de los planetas Saturno, Jupiter, Marte, Venus y Mercurio, descripciones y cálculos matemáticos sobre el movimiento del Sol y la Luna por la eclíptica, asi como mediciones sobre los solsticios y equinoccios (Hunger y Hunger. 2019:13).

Además, tenían aproximaciones a eclipses solares y lunares, un catálogo de estrellas fijas y constelaciones (British Museum. 1912: 5), asi como los primeros esbozos de lo que actualmente conocemos como el zodiaco, llamado entonces por ellos “el camino de la luna”. (Von Stuckrad. 2003: 52-63)

El texto “Mul Apin” es considerado el relato más antiguo de las constelaciones mesopotámicas, que por supuesto influyeron posteriormente a las constelaciones griegas. La datación de este texto es compleja y no se ha logrado un consenso, se estima que las observaciones del cielo allí registradas pueden remontarse desde el 2300 a.C. hasta poco antes del 687 a.C. (Schaefer: 2007), entre las civilizaciones acadia, babilónica y asiria.

Gracias a dichas tablillas sabemos que el humano ha documentado el movimiento estelar desde hace aproximadamente 4000 años y que la creación del Zodiaco y su división en 30°, surge por la necesidad de un sistema referencial que permitiera la ubicación de los astros en la bóveda celeste, dando origen a uno de los mayores aportes del conocimiento mesopotámica a las ciencias del firmamento.

Históricamente, se ha asociado la observación del cielo con la revolución agrícola y la necesidad de comprender las estaciones, inundaciones y períodos propicios para la siembra y la cosecha. Sin bien esto es cierto, los antiguos textos sumerios-babilónicos van más allá de meras observaciones astronómicas para la siembra; son considerados “tratados astrológicos” debido a que ofrecen interpretaciones que buscaban fortalecer y respaldar el orden político de la época (Puerta, 1993: 52-60).

De ahí que una de las vertientes más antiguas de la Astrología sea la denominada «Astrología Mundana», la cual se dedica al análisis de las naciones y sus líderes (geopolítica), varios siglos antes de empezar a surgir la Astrologia “Horoscopica” o personal que conocemos actualmente como  “Carta Natal”

Con el paso del tiempo, la Astrología comenzó a difundirse desde Mesopotamia hacia Egipto, luego hacia Grecia y la India, tanto antes como durante el periodo helenístico. Esta expansión conllevó nuevos aportes al entendimiento de los cuerpos celestes. De hecho, Egipto y Grecia desempeñaron un papel fundamental en el desarrollo de la Astrología hasta casi el comienzo de nuestra Era.

En Egipto, el conocimiento del cielo se remonta a la creación del sistema de decanatos, que dividía el año en 36 períodos de diez días cada uno. Esto permitió la medición del tiempo y la elaboración del calendario, lo que benefició el conocimiento de los momentos óptimos para la cosecha. Sin embargo, el saber astronómico estaba estrechamente ligado al ámbito religioso, ya que se utilizaba para determinar el momento adecuado para llevar a cabo ceremonias o construir templos sagrados. (Puerta, 1993: 52-60), (Barbault.1958:14).

 

Papiro comprado en Egipto 2017- Representa el zodiaco de Dendera ubicado originalmente en el pequeño templo de Osiris dentro del templo de Hathor, pero actualmente situada en el Museo Louvre de Francia.
Papiro comprado en Egipto 2017- Representa a la diosa egipcia del cielo "NUT".

[El zodiaco más antiguo hallado en Egipto data del siglo II a.C (año 137) y se conoce como “el zodiaco de Esna”. Posterior a este, se halla otro zodiaco bien conocido en occidente porque Napoleón (muchos siglos después) lo parte en dos para llevarlo a Europa, se trata del “zodiaco de Dundera” que actualmente se encuentra en Francia en el museo de Louvre.

El «zodiaco de Dendera» se presenta en dos versiones: una circular y más pequeña, que data del año 16 d.C. y está situada en el pequeño templo de Osiris dentro del templo de Hathor (la que Napoleón se llevó); y otra versión más grande y rectangular, del siglo 17 d.C. que se encuentra en el gran templo de Hathor.]

En el siglo VI a.C., los persas conquistan Babilonia y posteriormente el Bajo Egipto en el 525 a.C. Este período marcó un momento crucial en el cual los conocimientos mesopotámicos comenzaron a fusionarse con los conocimientos egipcios relativos al firmamento.

En el siglo IV a.C., Alejandro Magno inició la conquista del Imperio Persa, lo que dio inicio al periodo helenístico. Esta época marcó un período de intenso intercambio cultural entre el Egipto helenístico y Grecia, que se considera Occidente. De hecho, gracias a las conquistas de Alejandro Magno, se facilitó la difusión del conocimiento astrológico hasta la India. Durante este periodo en Occidente, hubo un renovado interés en el Oriente antiguo, lo que llevó a un aumento significativo de la popularidad de la Astrología en Grecia y posteriormente en Roma.

[En Roma, los astrólogos eran conocidos como «los caldeos», debido a su origen mesopotámico y sus estudios se denominaban «números babilónicos».]

El legado griego en la Astrología moderna es significativo, ya que introdujo conceptos fundamentales que perduran hasta el día de hoy. Por ejemplo, los griegos contribuyeron a la caracterización de los planetas y los signos del zodiaco, basándose en su rica mitología. También integraron los cuatro elementos (agua, fuego, tierra y aire) pilares claves de la filosofía presocrática. Además, definieron los aspectos planetarios, es decir, los ángulos que forman entre si los planetas (conjunción 10°, cuadratura 90°, oposición 180°, etc).

Tal como escribió el Astrologo francés André Barbault:

“La influencia de la astrología es manifiesta en casi toda la civilización helénica (…) Ha inspirado la obra de Homero: los Himnos homéricos a Apolo a Afrodita y La Ilíada, que refleja la religión antropocéntrica de la época (…) La arquitectura y la escultura han sido ejecutadas bajo el signo de la mitología y del culto astral. El valor simbólico de la astrología figura detrás de los santuarios y templos edificados al ídolo divino: Zeus, Poseidón, Hades…Las obras maestras más hermosas de la estatuaria ilustrarán para siempre a las divinidades astrales, que no son más que los prototipos humanos de todos los tiempos. El sueño astro-mítico de los orígenes, engendra aquí las más prestigiosas creaciones del arte y de la cultura.

Explorar los orígenes de la astrología nos permite comprender una parte fundamental de la historia escrita de la humanidad. Este viaje a través del tiempo nos revela cómo la curiosidad y sabiduría humana, desde tiempos inmemoriales, ha estado entrelazada con la observación del cielo y la búsqueda de significado en los movimientos de los astros.

Desde las tablillas de arcilla en Mesopotamia hasta los grandes templos de Egipto y Grecia, la astrología ha sido una guía, una inspiración y una fuente de conocimiento. A través de su evolución, ha dejado una marca indeleble en la cultura, la religión, la filosofía y las artes.

Al reflexionar sobre los orígenes de la astrología, nos recordamos a nosotros mismos que somos parte de un legado ancestral de búsqueda y comprensión. Aunque las interpretaciones y prácticas pueden haber cambiado con el tiempo, la esencia de la astrología sigue siendo la misma: una herramienta para explorar nuestra conexión con el universo y encontrar significado en el cosmos y en nuestras propias vidas.

Escrito por: Mária Francesca               Astrologa – Antropóloga 

BIBLIOGRAFÍA

  • Barbault, A. (1958). “Defensa e Ilustración de la Astrología”. Ediciones Iberia, S.A. Barcelona
  • British Museum. (1912). From Babylonian Tablets, etc., in the British Museum: Part XXXIII [Brochure]. Printed by Order of the Trustees. London: Longmans & Co.
  • Cassanya, Vicente (2023). «Historia de la Astrología: La comprensión del Cosmos» (Video)YouTube. https://www.youtube.com/watch?v=TYQ4HJuxxu4
  • Hunger, D. Pingree (2019) «MUL.APIN: An Astronomical Compendium». British Library
  • Puerta, Mauricio. (1993) “La maravillosa historia de la Astrologia”. Editores Elektra. Colombia
  • Schaefer, B. E. (2007). «La latitud y la época del origen del saber astronómico en MUL.APIN». Reunión de la Sociedad Astronómica Americana, 210, Vol. 39, 157.
  • Trujillo, M. E. (2018). “El cosmos interior: Astrologia psicológica, una via para la integración de la conciena. Editorial Alfa Gital. España
  • Uribe, Diana (2008) “Historia de las civilizaciones”. Edicion Aguilar.
  • Von Stuckrad, Kocku (2003) “Astrologia una historia desde los inicios hasta nuestros días”. Herder.
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